Señoras y Señores Ministros de la SCJN:
El siguiente es un argumento para que consideren la validez de su decisión que avaló hasta esta fecha, más de 40 mil abortos en la Ciudad Ex- de la Esperanza, hoy "Patio de Recreo de Dn. Marcelo".
La información de la premiación del Nobel es una información seria, avalada por un comité de expertos y nada apresurados que en este año, otorgó su presea al científico que desarrolló los estudios para la obtención del primer bebé "In Vitro". El siguiente, es un artículo tomado del boletín de www.yooInfluyo.com fechado en este día, escrito por JOSÉ DE JESÚS CASTELLANOS intitulado:
Nobel de Medicina: ¿cuándo comienza la vida?
Aquí la información que desde mi humilde punto de vista debería hacerlos reflexionar y asumir el error cometido para CORREGIRLO, recuerden Señoras y Señores Magistrados, que el único que se declara INFALIBLE, sin que ello quiera decir que lo sea, vive en Roma y tampoco está de acuerdo con Ustedes.
Aquí el contenido del arttículo referido:
"El mundo científico, el literario y el político espera con expectación cada año la entrega del Premio Nobel en diversas disciplinas. Los premiados se convierten así en puntos de referencia y en paradigmas que marcan rumbos en diversos sentidos. Y aunque algunas veces los premios otorgados en ámbitos no científicos, como el de la Paz o el de Literatura han sido criticados, no suele ocurrir lo mismo en el tema científico.
Durante la entrega de este año, el Nobel de Medicina fue otorgado a Robert Edwards por sus investigaciones sobre la fecundación in vitro, que provocó lo que ahora se denomina “fecundación asistida”.
Las investigaciones de Edwards, padre del primer bebé de probeta, arrojan un resultado ambivalente. Uno que pone en duda los valores humanos de la transmisión de la vida, y otro que demuestra que la vida humana comienza desde el momento de la fecundación.
Antiguamente todo acto de transmisión de la vida humana implicaba una relación personal directa entre un hombre y una mujer. Esta relación podía ser por amor, por pasión, por paga o hasta por violencia. Unas relaciones exaltaban la dignidad de la persona y otras las sobajaban, pero en el hecho existía un contacto humano.
En cambio, con los conocimientos de Robert Edwards, la transmisión de la vida humana pasó, por un lado, a ser un hecho mecánico y, por el otro, una agresión a los óvulos fecundados resultantes de toda fecundación in vitro, pues para que esto resulte, la “fecundación asistida” requiere varios embriones pero sólo se implanta uno. El resto son desechos que en muchos casos no se sabe qué hacer con ellos, quizá se congelan por algún tiempo o, lo que es peor, se usan para nuevos experimentos.
La manipulación de los embriones humanos con cualquier propósito es una intervención agresiva que es contraria a los derechos humanos y a la dignidad de esas vidas que ya concebidas requieren la oportunidad de desarrollarse del mismo modo como lo hace un recién nacido, un infante, un joven y hasta un adulto. Se trata ya de un ser humano.
El aspecto positivo de los experimentos es que desmiente de manera rotunda las falsas dudas de quienes “no saben” cuándo empieza la vida humana, y que fue “argumento” de algunos ministros de la Suprema Corte de Justicia (SCJN) para autorizar el aborto en el DF hasta la semana 12 de la concepción.
Con ello se violentó la jurisprudencia que en su momento emitió la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de que la Constitución de nuestro país protege la vida humana desde la concepción.
Si fuera del organismo hay fecundación, hay “niños de probeta”, ¿qué son, sino seres humanos, los que están allí? No se trata de cerdos de alta producción, ni de perros de raza o ganado mayor.
Al otorgarse el Nobel de Medicina, se recordó que aproximadamente 4 millones de personas han nacido gracias a la FIV. Esas personas, en su momento, estuvieron vivas, en un laboratorio, alejadas de la madre y del padre, pero como resultado de la unión de un óvulo y un espermatozoide.
Hay un sabio principio que dicta que “nadie da lo que no tiene”. Algo que no es humano, no puede producir un ser humano. Que el embrión es un ser vivo diferente a la madre, y no un quiste o cualquier otra clase de estorbo, está más que claro.
La genética, por su parte, ha demostrado siempre que el nuevo ser es distinto al padre y a la madre, pues es la resultante de la unión de genes de ambos padres, que generan una persona diferente, autónoma, que puede mantenerse viva fuera del cuerpo humano con sólo generarle el ambiente propicio y, finalmente, crecer de manera normal si es implantado en el seno de una mujer cuyo cuerpo es apto para la maternidad.
No es necesario darle muchas vueltas al asunto. A pesar de que en lo personal rechazo la fecundación in vitro, veo en ella una prueba más de que la persona humana, que debe ser protegida, lo es desde la concepción, hecho que nada tiene que ver con la implantación o no del embrión en el seno materno.
El Premio Nobel de Medicina de este año ha puesto a la SCJN contra la pared. Debía rectificar el juicio que hizo y que a la fecha ha provocado, ya, la muerte de más de 40 mil niños."
josecast48@yahoo.com
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jueves, 28 de octubre de 2010
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