martes, 6 de abril de 2010

PAULETTE ahora significa INDIGNACION


Por: Danilo Ovando

Marzo de 2010 pasará a la historia de nuestro país, como Septiembre de 1985, marcado por una grave tragedia nacional. En este caso, no fue un temblor de 8.1 grados en la escala de Richter, y que según cifras oficiales, provocara la muerte de 6 o 7 mil personas, (sabemos que fueron muchos miles más), sino por el inesperado temblor que causó la desaparición, difusión en todos los medios, y luego, la localización sin vida de la única víctima de éste último: la pequeña Paulette Gebara Farah, en las fibras más sensibles de toda nuestra sociedad. Y que al igual que el primero, habrá de provocar algunos “derrumbes” en las dependencies de gobierno encargadas del esclarecimiento del caso.
La desaparición de la pequeña “Polette” como dice el letrero en la puerta de su recámara, desde el primer día de su exposición ante los medios masivos de comunicación, capturó la atención y la solidaridad de la sociedad en su totalidad. No había espacio informativo, ni círculo social “en vivo” ó electrónico, en el que no se comentara la muy extraña desaparición de la menor, que estando en su cama, dentro de su habitación en donde su propia madre la había dejado horas antes luego de darle las buenas noches y la “bendición”, en el departamento de su familia, resguardada en un condominio de lujo que goza de vigilancia y protección las 24 horas, y que como en un acto de oscura magia que haría palidecer al mismísimo David Copperfield, habría tenido lugar.
Dede ese momento en el que se anunciaba la desaparición, algo raro se percibía en este asunto. Las actitudes de los padres de la niña no mostraban el característico tono de quebranto y angustia de quienes temen por la vida de sus hijos, raras declaraciones, raras actitudes, raras circunstancias.
A todo esto, se sumaba la también rarísima actitud del procurador del Edo. de México de apellido semejante al “ya vas”, quien ha dado lugar a un nuevo verbo conocido como “bazbazear” y quien bien podría ser uno más de los prominentes personajes creados por el Sr. Eugenio Derbez para la exitosa serie de televisión “La Familia Peluche”.
Ante tanta rareza, la sociedad entera se pregunta: ¿Qué no se podría haber hecho una investigación “Normal”? Hasta los más pueriles seguidores del “CSI”, en cualquiera de sus versiones: Miami, Las Vegas o Nueva York, habría determinado un mejor curso de las acciones de las dependencias encargadas de la investigación y recolección de “indicios” de la que pudo ser en aquél momento “la escena de un crimen”.
Al paso de los tristes y subsecuentes días, y la muy cuestionable acción de la autoridad incompetente…digo, competente, el caso toma por sorpresa a toda la sociedad que para ese momento ya había hecho su labor altruista desplegando una enorme campaña de apoyo, saturado el ciber-espacio con sendos correos de promoción de las fotografías de la pequeña, en un intento deseperado por aportar un granito de arena para la feliz solución del asunto, al saberse que el cuerpo sin vida de la niña se había localizado ¡¡En la misma cama en la que supuestamente su madre la cobijó días antes para que se durmiera!! , y en la que una amiga de la señora de la casa había pernoctado en varias ocasiones mientras acompañaba a la gélida madre en su supuesto angustioso y traumático proceso de espera de las noticias del paradero de su pequeña.
Muerta, asfixiada, sin posibilidad alguna de explicar qué fue lo que le sucedió, atenidos a “la ciencia”, que a decir del señor “ya vas”, dará la solución mágica del caso, y digo mágica, porque la ciencia jamás podrá justificar la serie de irregularidedes, incosistencias, incompetencias y rarezas que esta tragedia ha arrojado a la cara de una sociedad que ya no cree en sus autoridades, y que en uno de los últimos si no es que el último de sus gestos de solidaridad y filantropía, invirtió su corazón con la esperanza de la pronta recuperación de la niña “esfumada” de las narices de su madre.
Arraigados para favorecer la investigación, un puñado de personas eran sometidos a interrogatorios, luego la madre obtuvo el diploma de “indiciada”, calificativo que surge del latín indicium que significa: Signo aparente y probable de que existe una cosa. Y luego de indicados y arraigados, ambos padres fueron des-arraigados, que significa que se les dejó ir, ante la posibilidad de que no fuera determinada a tiempo, su probable responsabilidad en el hecho, que en esos días derivó finalmente en la localización del cuerpecito inerte de la menor en la piecera de su cama. Ah, pero sin permiso de abandonar el país, como si eso pudiera detener a alguien que quiere desaparecer.
Ahora, una vez que el cuerpecito sin vida y que sirvió de proveeduría de tejidos y muestrs para nuestros expertos forenses fue finalmente sepultado, y ante la muy evidente desintegración de su familia, el nombre de Paulette se parece cada vez más a la palabra indignación, porque donde quiera que se nombre ese pequeño, frágil y desdichado nombre, no dejará de manifestarse el más airado y profundo sentimiento de indignación por su trágico desenlace.
Hoy, más de 20 días después de iniciado este calvario, se sigue desconociendo lo sucedido: Hoy, ya se levantan voces que exigenla destitución de aquél “ya vas”, hoy, se realiza un Nuevo análisis del sitio de la desaparición, hoy el desfile se profesionaliza al darse a conocer que han sido enviadas muestras y diversos elementos de la investigación al famosísimo Buró Federal de Investigación de los Estados Unidos de Norte América, “FBI”. Hoy se levantan plegarias a favor de la otra hija, “Lizettita”, como la enigmática madre le nombra, rogando al Creador que esa pequeña, la mayor y ahora única de las hermanas Gebara Farah, sea librada de la incompetencia de sus padres, de sus servidores públicos y de su sociedad, que a más de 20 días de haber conocido la tragedia, no ha sido capaz de exigir la aclaración de tan horrendo y disparatado caso.
Paulett, símbolo de indignación, deberá obligar entre nosotros un nuevo clamor de justicia y obtención de resultados, para todos los malos actores que han desfilado ante nuestra mirada aturdida y triste.
Paulette, no se conozca otro hecho semejante, Paulette, descance en paz.

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