martes, 1 de febrero de 2011

EL QUE LA HACE ...¿LA PAGA?

No por mucho madrugar, amanece más temprano, reza el refrán popular, y no por las muchas marchas y manifestaciones civiles, políticas o religiosas, el ser humano va a dejar de ser lo que es: Homicida.
De ninguna manera me opongo a que la mujer mexicana o de cualquier latitud y coordenadas geográficas vele por su integridad física, sin embargo, y ante la muy precaria conciencia y conocimiento de quienes impulsan y vitorean leyes en contra de la vida de millones de mexicanos y de toda nacionalidad, es necesario manifestar lo expresado al término del párrafo que precede.

Se dice homicidio al acto de privar de la vida a un ser humano, y en consecuencia, no se determina si matar a un adulto, o a un joven o adolescente, o a los ancianos debería verse con una óptica distinta. El ser humano, pese a quien le pese, es ser humano desde el momento mismo de su concepción hasta el momento de su muerte. La diferencia entre un ser humano de 1, 2 o 3 semanas de vida, sólo se diferencia de otro con 12, 24 o 36 meses de nacido, en el tiempo de desarrollo que se le ha permitido tener. Los seres humanos poseemos una gran variedad de recursos que en su conjunto nos permiten la supervivencia aún en condiciones por demás adversas, recuerdo y honro, la vida de aquellos bebés sepultados en el hospital general el 19 de Septiembre de 1985, y que a la fecha son de la misma edad que mi hijo menor de nombre David. Según la más estricta lógica, era imposible que alguien pudiese haber sobrevivido tantos días sin alimento, sin oxígeno, bajo toneladas de escombros, sepultados en una fosa común de concreto y acero. Total, sólo eran bebés, no sabían nada, no podían reclamar sus derechos, no podían hacer ni marchas ni plantones, n siquiera podían votar para elegir diputados, o para recibir alguna despensa amañada, sin embargo, ellos y otros muchos mexicanos pudieron ser rescatados de esa tragedia gracias a personas que optaron por la vida y determinaron actuar a favor de la vida:
La de ellos.

Tú mismo que lees esta denuncia, estás, existes, porque alguien tuvo respeto por tu vida y ante cualquier eventualidad y adversidad que se haya presentado en contra, te defendió, con o sin tu conciencia de ello.

Creer que mi bienestar personal es más importante ó valioso que el bienestar de cualquier otro ser humano, constituye un terrible síntoma de la más perniciosa y delirante soberbia; y por supuesto, no deja de haber quienes piensen que la vida de los multimillonarios sea más valiosa que la de los jonaleros y desposeídos de nuestra sociedad.¡¿Cómo comparar a Gates con López, o cómo comparar a López con quien ni apellido alcanzó?!

Este principio privó durante siglos en algunas sociedades al considerar que los negros no tenían alma, y que se les debía tratar como animales. También hubo tiempos en los que se consideró a la mujer como un utensilio más de la casa y así se le trató, pero ni la igualdad de razas ni la equidad de género, pueden justificar que se vea con tanto beneplácito e injusticia, que se ignore la vida de millones; ¡Sí!, millones de personas en estado de formación y desarrollo en el vientre pensando que una votación mañosa puede de un plumazo, reducir al ser humano menor de 12 semanas de desarrollo a un ser inexistente o en el mejor de los casos a un ajolote semejante a los que recogí alguna vez de los charcos de los campos lodosos de “Santa Julia” cuando jugaba futbol con mi equipo de la secundaria.

Si a esas nos vamos, desafío a los homicidas de cuello blanco, o a los de bata banca, o a las de falda blanca, a que comparen el curso de la existencia de dos ajolotes de esos, uno de la charcas mencionadas, o de las vecindades de la Ciudad de Venecia y otro de los que “no son persona” según ellos y los que los apoyan, y veamos si en igualdad de condiciones, favorables para cada especie, registran el mismo tipo de desarrollo unos y otro.

Denuncio que en aras del cuidado de la posible madre, se ha optado por la legalización del homicidio de millones. Si al mecanismo tortillero se le deposita masa, lo más probable es que salgan tortillas, si a la mujer se le deposita una semilla humana, lo más probable es que surja un nuevo ser humano. El de la tortillería no hace tortillas para luego tirarlas, pero el ser humano sí hace personas para desmembrarlas, aniquilarlas, y ahora lo hace con el visto bueno de las leyes locales.

Homicidio se llama este asunto, y es el resultado de la más ominosa degradación de la conciencia. De hombres y Mujeres. Sin embargo y con gran pesar lo refiero, no es nuevo, Hitler lo hizo también, se trataba de erradicar una raza inferior en función de la supremacía aria. Se opta por el exterminio para poder seguir en la orgía y en la irresponsabilidad. ¡Es mi cuerpo! gritan las abortistas, ¡Es mi vida! Responderían los no natos.

Definitivamente no es fácil, habrá quienes sean honestos en su postura abortiva, pero su honestidad no alcanza para justificar lo que no sólo en el D.F., sino en el mundo entero, se hace para evitar “el mal” de la vida producto de la irresponsabilidad, el egoísmo y la soberbia.

Homicidas, eso es lo que son. ¿Te horroriza el holocausto judío?¿Te consterna las matanzas perpetradas por terroristas en todo el mundo? ¿Te escandalizan las numerosas ejecuciones por la delincuencia o por las guerras tribales de otra nación? No te preocupes demasiado, sólo mataron personas, igual que aquí y en todo el mundo se puede hacer ante la complaciente vista de nuestras leyes y cauterizada conciencia de quienes las hacen.
Sólo que en este caso que denuncio, el ahorro de la sepultura es un beneficio…

Lo peor de todo es que el que la hace, no es el que la paga. Bueno, por lo menos aquí…